domingo, 31 de agosto de 2008

Lo único posible para entender es participar

Uno de los motores que nos convoca para hacer rodar esta revista es la organización de la juventud para transformar la realidad que nos rodea y hacer efectivos nuestros derechos. Desde hace un tiempo, algunos de los que hacemos Marejada nos sumamos al trabajo territorial en el Barrio de Cildañez (Lugano). Allí se desplegan varias actividades e iniciativas de trabajo barrial: reuniones de salud, jornadas de trabajo voluntario, cuadrilla de limpieza, educación popular. El punto organizacional es el merendero “La Candela”, que está a cargo de compañeras del MTD Evita y compañeros/as de la JP Evita.

Hace dos semanas, iniciamos en Cildañez un relevamiento socio-educativo y de salud, el cual fue elaborado con el aporte teórico-técnico de quienes hacemos Marejada y compañeros/as de Universidad y complementado con el trabajo de los/as compañeros/as del barrio. Se trata de una iniciativa en la que se intenta conocer cuáles son las condiciones de acceso a los derechos fundamentales de salud y educación para que, una vez detectadas las principales carencias, nos organicemos con los propios vecinos en función de dar solución a esos problemas.
A través de la participación, logramos articular una tarea que nos permite desde nuestra condición de estudiantes de la universidad pública, pero sobre todo desde nuestra condición de jóvenes organizados, generar respuestas a demandas concretas de los sectores más vulnerados de la sociedad.

Organizarse para luchar contra la exclusión social

La situación de aguda exclusión económica y social producto de las políticas implementadas durante la década pasada que impusieron el desmantelamiento del estado, la destrucción del tejido productivo, con el consecuente aumento de la desocupación y la pobreza, fueron principales causales de las condiciones de vida precaria y la consecuente falta de proyecto de vida que convierten a los jóvenes en una presa fácil del “paco”.
El lugar que el neoliberalismo y sus políticas derivadas destinó a la juventud fue el de la exclusión, la marginación, la sordera al reclamo de sus derechos. No solo se destruyó la posibilidad de un futuro para los/as jóvenes, sino aún peor: a través de la atomización y la fragmentación social nos relegó la posibilidad de ser parte de proyectos colectivos, a los que hoy no estamos dispuestos a renunciar.

Marejada es parte de un proyecto de Voluntariado Universitario que apunta a trabajar la problemática de las adicciones en la juventud. Muchos sabemos que el problema de las drogas y principalmente del “Paco” es una amenaza entre muchos pibes de la Argentina, y en la Provincia de Buenos Aires hay muchos más afectados de lo que somos capaces de pensar. Acá no hay datos que maquillar, el Paco te consume literalmente. Además de la pérdida de contacto con la realidad, la paranoia, agresividad y alucinaciones que pueden durar semanas, todo desemboca en muerte cerebral, en 6 meses como máximo.

Creemos que la juventud a lo largo de la historia ha tenido un papel muy especial: estuvo y está identificada con las reivindicaciones de los sectores populares, con los reclamos de justicia social, los derechos de ciudadanía, los derechos humanos. Somos de la idea de que desde las ideas, el emprendimiento y las convicciones de que un país más justo es posible, podemos revertir el legado que los ’90 nos dejó. Tres pilares fundamentales son necesarios para empezar el camino de las transformaciones sociales: la organización, la generación de conciencia social y la participación.

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